
No sé cuantas mañanas me he levantado con esa idea en la cabeza: Hoy va a ser diferente. Hoy voy a dar un giro de 180º a mi vida.
Y la realidad es que hay veces que consigo que esa motivación me dure unas semanas. Pero hay otras que apenas dura unos minutos tras levantarme de la cama, volviendo semiconscientemente a esos malos hábitos que quiero desterrar de mi vida. Y pongo “semiconscientemente” porque el acto reflejo de hacer lo de siempre está ahí, pero en mitad de esa acción he conseguido pararme a meditar, decirme a mi misma todos los contras que tiene seguir con ese hábito y que si en ese momento lo suelto, la próxima vez será más fácil y estaré más cerca de conseguir desterrarlo y conseguir ser la persona que deseo ser.
Puedes pensar que si he llegado a tal nivel de consciencia de detener ese primer acto que lleva al mal hábito y ponerme a reflexionar, entender y comprender que solo me va a acarrear cosas negativas. Lo lógico es que con ese momento de lucidez vaya a conseguir en ese momento por lo menos posponer el mal hábito. Si crees que eso es lo que sucede, siento decirte que te equivocas.
Pero, ¿Por qué? si te has dado las razones por las que NO debes hacerlo y las comprendes y estás de acuerdo. ¿Qué pasa? el problema es que en esta ecuación hemos dejado de lado un factor muy importante: la ansiedad.
Lo que sucede es que con ese primer acto/pensamiento inconsciente, aunque consigas detenerlo, desencadena un deseo y produce una sensación a tu cuerpo de como te vas a sentir tras haber saciado ese deseo. Al parar ese acto, y no recibir ese estimulo, aparece la ansiedad tratando de forzar recibir aquello que demanda. Y hay momentos en que es posible que tu fuerza de voluntad gane la partida, pero muchas otras no.
Y es muy fácil acabar con un buen hábito, pero muy difícil romper con un mal hábito. Porque el primero suele tener beneficios a medio y largo plazo, mientras el segundo te sacia de forma instantánea una demanda.
Entonces es importante que entiendas que si quieras dar un giro de 180º a tu vida, no puedes servirte de fuerza de voluntad, ni de motivación. Porque ambas son finitas. Es decir, la mayoría de acciones y pensamientos que realizamos y tenemos a lo largo de nuestro día están programados. Nosotros estamos programados. solo un 5% de lo que hacemos en nuestro día, lo hacemos de forma consciente; el otro 95% son hábitos aprendidos tras la repetición de las rutinas o debido a un alto impacto emocional, alguna situación o conversación que nos produjo miedo o temor y nuestro cerebro trata de evadir. Si a esto le sumamos que la fuerza de voluntad es limitada, es decir la vamos gastando a lo largo del día, al igual que la energía, es muy complicado tratar de llegar a la mejor versión que deseamos ser.
Por ello, si de verdad quieres conseguir un gran cambio en tu vida, debes de comprender que va a ser una carrera de fondo, con días muy buenos y recaídas horribles. Pero lo más importante que tienes que comprender es que la mente juega un papel crucial en todo esto. Y cuando deseamos un cambio, solemos tratar con nuestra mente consciente, lógica y racional. Pero es muy poco probable que consigamos algo desde ahí, pues ese hábito que queremos eliminar no se encuentra ahí, sino en la mente subconsciente; dentro de ese 95% que tú no controlas, sino que él te controla a ti.
Y te aseguro que no va a ser tarea fácil, yo todavía me encuentro en este proceso. Lo que tu tienes ganado es todo lo que te acabo de explicar que puede hacer que tu proceso sea un poco más rápido.
Aquí te dejo los mejores tips que tengo hasta el momento para tratar de no recaer y eliminar ese mal hábito y reemplazarlo por el bueno:
☑️ DE UNO EN UNO: No trates de cambiar todos tu malos hábitos de golpe, hasta que no consigas eliminar uno, no te centres en el siguiente. Por mucho que nos imaginemos una rutina perfecta en nuestra cabeza que nos lleve al éxito (levantarme a las 6 a.m con la primera alarma programada, hacer estiramientos o ejercicio, ducharme, leer, prepararme un desayuno saludable y realizar una rutina completa de Skin Care, etc.) lo cierto es que tratar de implementar todos estos hábitos de una nos va a llevar inevitablemente al fracaso, pues entramos en una lucha constante con nuestra mente, y esto nos va quitando energía y cada vez tenemos menos fuerza para desterrar malas acciones.
☑️ COHERENCIA: Es mas sencillo si tratas de implementar un buen hábito que tenga relación con el mal hábito que quieres desterrar, que si no tienen nada que ver. Es decir, si tu quieres dejar de comer comida basura, te será más fácil centrarte en los buenos hábitos relacionados con ese mal hábito (hacer una compra saludable, dejar comida saludable preparada para picar, hacer una rutina de ejercicio en la hora que de normal más ganas tengas de llevar esa mala acción) de esta forma no estamos dejando espacio a que tu mente te saboteé con tratos y con ansiedad.
☑️ GUARDA TU FUERZA DE VOLUNTAD: Durante el tiempo que estás tratando de romper el mal hábito, trata de automatizar la mayor cantidad de cosas posibles para que tu fuerza de voluntad no vaya deteriorándose a lo largo del día con decisiones que no te aportan (deja tu ropa preparada la noche anterior, ten un calendario de comidas para no perder tiempo en pensar que comer cada día, descansa lo suficiente para no malgastar tu fuerza de voluntad en posponer el levantarte, etc.) La fuerza de voluntad y la energía se va agotando a lo largo del día, y si tenemos que ir empleando pequeñas dosis de ella para acciones rutinarias te quedarás con poca energía para atacar a ese mal hábito.
☑️ ASOCIACIONES POSITIVAS Y NEGATIVAS: Si intentas remplazar una satisfacción inmediata (mal hábito), por una que de primeras no te beneficia, pero sí a medio y largo plazo (buen hábito), no vas a conseguir nada por muchos pros y contras que hagas. Tienes que engañar a tu mente haciéndole sentir el dolor del mal hábito y el placer del buen hábito en el momento presente. Es mucho más sencillo cambiar un hábito desde las sensaciones que desde la razón. Tu cerebro busca la satisfacción inmediata y es más potente tratando de alejarte de los miedos y del dolor que con sensaciones de realización y éxito. Así que si tu intentas suprimir un mal hábito (recompensa inmediata) por un buen hábito (recompensa largo plazo) pensando en lo que conseguirás en un futuro (emoción positiva) tu cerebro se pondrá en alerta y tratará de sabotearte, porque la sensación de dolor a corto plazo que experimenta al no llevar ese mal hábito tiene más peso que el no hacerlo. Por lo tanto, tenemos que cambiar los roles, asociar ese mal hábito en vez de con una recompensa, con dolor. De esta forma tu cerebro pondrá de su parte para eliminarlo.
Estos tips están explicados de forma resumida para que puedas empezar tu propio proceso, en siguientes post trataré cada uno de ellos más en detalle. Así que si no te quieres perder nada, sígueme por redes sociales y cuéntame como llevas tu proceso de ser tu mejor versión y que tips son los que mejor te funcionan.
Nos leemos en los comentarios💙