El peligro de la procrastinación

No sé tú, pero a mi me ha pasado mil veces tener un montón de ideas para proyectos que me hace muchísima ilusión llevar a cabo y empiezo con todas mis fuerzas, dándolo todo, proponiéndome objetivos, metas, pasos a paso y al cabo de los días… toda esa adrenalina que te tenía casi sin dormir de la emoción, desaparece y empiezas a decirte en tu cabeza “tengo que hacer esto” y otra vocecita por ahí continúa “sí, pero primero vamos a ver un capítulo más/ comer esto/ ver redes sociales/ siesta y luego nos ponemos/ inserte aquí su escusa favorita”.

Y cuando esa vocecita sale y te dejas convencer porque piensas “solo por esta vez” siento decirte que has dejado una puerta abierta para que pase al día siguiente, y el siguiente, y el siguiente del siguiente…

Así que tras leer algunos artículos acerca de la procrastinación y reflexionar acerca de mis metas y como no abandonarlas, me he creado unos puntos a seguir que creo que son los que más se acoplan a mi forma de trabajar para no dejar las cosas para más adelante. Y he decidido compartirlos contigo por si también te son de utilidad.

  1. Deja por escrito metas concretas y el tiempo de cumplimiento: Realizar una lista de las cosas que quieres conseguir este año, mes, semana, etc. Y que sea concreta, es decir, no escribir “quiero aprender un idioma”, sino “quiero estudiar X idioma 1h al día X días de la semana de tal hora a tal hora” y si le añadimos una fecha límite cómo “El X de tal mes voy a presentarme y aprobar examen de la certificación del idioma en X” mejor que mejor.
    Cuando hablamos de ideas generales y abstractas nos resulta más difícil cumplirlas porque quedan muy abiertas en el tiempo y no tenemos claro los pasos a seguir, porque no hay un objetivo concreto que alcanzar, pero si nos imponemos unos tiempos, tenemos claro como conseguirlas.
  2. Organización: Muchas veces queremos hacer tantas cosas a la vez, que terminamos por no hacer nada. Hay que ser consciente de las horas de las que disponemos al día, y aprovecharlas al máximo. Pero ser consciente de que este tiempo es finito, así que no pongas más actividades de las que puedes cumplir. Una buena forma es dejar claro la noche de antes tus tres objetivos principales del día siguiente y los distintos pasos a seguir. (Para la organización de tu tiempo vienen muy bien las plantillas de Excel, o cualquier otra aplicación de horarios. También puedes descargarte el Planificador semanal que yo he hecho gratis en mi página de recursos.)
  3. La regla de los 2 minutos: (que puede extenderse hasta 5/10 minutos). Si hay algo que tienes que hacer que te ocupa menos de 10 minutos, no pierdas tiempo organizándola en huecos, hazlo en el momento.
  4. La regla de los 5 segundos: Cuando tengas que hacer algo y te de pereza, cuenta hasta 5, levántate y ponte a ello. Parece una tontería pero realmente funciona, son pequeños auto-retos que te ayudan a la productividad. No sabría decirte la ciencia que hay detrás de esta regla (aunque seguro que google sí tendrá la respuesta) pero te da ese pequeño empujón que necesitas para ponerte y que tu cerebro ofrezca menos resistencia.
  5. Crea rutinas: a pesar de la mala prensa que tiene la palabra “rutina” es algo muy beneficioso, porque ayuda a nuestro cuerpo a centrarse y tener una rutina establecida termina por crear un hábito, lo que quiere decir que podremos hacer esa actividad con menos esfuerzo y en forma automática, sin tener que procesarla; y por tanto no aparecen tantas las resistencias mentales. (Según el tipo de actividad, ésta se convierte en hábito transcurridos entre 21 y 66 días de esfuerzo consciente).
  6. Establece una lista de prioridades: va de la mano con el punto 2. Organización, y es que debemos tener claro cuales son nuestras prioridades y valorarlas en números del 1 al 10, de esta manera nos será más fácil establecer que es más importante para nosotros y dejar las menos importantes para cuando las primeras queden concluidas. Para hacer este análisis es muy útil la Matríz de Einsenhower.
  7. No te impongas muchos objetivos a la vez: empieza con unos pocos (yo te propongo máximo tres al día) o terminarás por agobiarte, lo normal es empezar por los más fáciles y rápidos de cumplir, de esta manera te motiva para continuar.
  8. Establece recompensas: Todo esfuerzo se merece una recompensa, así que ponte pequeños premios cada vez que cumplas algo. Eso sí, ten en cuenta que el premio siempre tiene que ir acorde con el esfuerzo que hayas realizado y en sintonía con el objetivo que te has propuesto. No tendría ningún sentido tener como objetivo estar saludable y tener un cuerpo fuerte y balanceado e imponerte como premio cada vez que haces ejercicio, comerte una tarta.
  9. Hazlo público: Lo dicho, parece que cuando lo dejas por escrito o se lo cuentas a alguien, estas más predispuesto a cumplir algo. ¡Así que no dudes en contarlo! El contar los planes y metas que queremos conseguir a una persona que nos importe y valoremos su opinión sobre nosotros, supone un refuerzo positivo por el valor añadido de no defraudar a esta persona o que cambie su opinión respecto a un tema sobre ti.

Estos son por el momento los primero pasos que yo ya los estoy empezando a poner en práctica.

¿Y tú?, ¿Te animas a probarlos? ¿Qué otros métodos te son útiles para luchar contra la procrastinación? Podemos continuar la conversación en los comentarios

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